Hoy os presento un parador que me ha cautivado por su belleza, plasmada en la tradición de su arquitectura y el respeto a su origen. Y es que el parador de Cuenca se localiza en el convento gótico de San Pablo del s. XVI, sobre la hoz del río Huécar.

Su restauración asombra por el respecto a la construcción original y por el saber resaltar la belleza de la misma sin modificar su esencia. Los grandes ventanales acristalados del antiguo claustro, inundan de luz el interior y lo llenan con los reflejos del pavimento en ajedrez de mármol.

Deslumbran incluso las tradicionales piezas de mobiliario, restauradas y tapizadas de nuevo sin perder el sabor a tradición y olvidar la belleza propia de estas piezas.

El artesonado de los techos viste toda la construcción por completo y le aporta personalidad. Además, en algunos rincones se pueden apreciar pequeños guiños de esta arquitectura de siglo XVI.

No podemos dejar de lado la belleza de la ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad. Desde el parador, se ven las míticas casas colgadas de Cuenca, sello de identidad de esta ciudad. Su casco histórico es precioso y colorido. En cualquier lugar encuentras rincones preciosos que te incitan a soñar en épocas pasadas e instantáneas de novelas de fantasía.
Os dejo algunas imágenes de los rincones que más nos han gustado. Disfrutadlo!!!

vanessa company
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qué gran lugar para relajarse!